sábado, 12 de marzo de 2016

El Gran Dilema: ¿Por quien votar?

A menos de un mes de la fecha programada para la realización de las elecciones presidenciales en el Perú, la ciudadanía se encuentra nuevamente con el gran dilema: ¿Por quién votar?



Foto: RPP

Resulta curioso, por decir lo menos, que mucha gente en nuestro país termine arrepintiéndose de haber votado por determinado candidato. El nivel de aceptación del actual presidente, Ollanta Humala, así lo demuestra. La gente se lamenta: “Nos ha engañado”, “No cumplió lo que prometió”, “No tuvo la capacidad”, “Le quedó grande el puesto”. Y muchas otras frases como éstas se escuchan de un sinfín de ciudadanos que se sienten profundamente defraudados.

A raíz del desencanto generalizado y evidente del pueblo con sus gobernantes surgen algunas interrogantes: ¿tomamos una decisión racional al votar? ¿Utilizamos algún criterio técnico para elegir por quién votar? ¿Tomamos con debida seriedad esta gran responsabilidad?.

Haciendo un ejercicio de autoconciencia para responder a estas preguntas, estoy seguro que muchos de nosotros diremos honestamente que NO. Y resultará sano admitir que la mayoría de nosotros No sabemos votar. Nadie nos ha enseñado cómo hacerlo de manera responsable. En este breve post revisamos algunas pautas de cómo deberíamos tomarnos este importante compromiso con nuestro propio futuro.

Asimismo en este post hacemos un ejercicio técnico cuyo resultado arroja mayor aptitud para el cargo de presidente en Alfredo Barnechea con 57 puntos, seguido de Verónika Mendoza con 46, Pedro Kuczynski con 7, Alan García Pérez con 3 y Keiko Fujimori con 0 puntos.

Unos resultados muy diferentes de los que muestran las encuestadoras, pero veamos porque.

Primeramente déjenme decirles que existen técnicas para tomar decisiones, éstas se abordan cuando se estudian ciencias sociales  y específicamente administrativas o económicas; pero en esta ocasión iremos casi directamente a la práctica y haremos un ejercicio, como ejemplo, que nos guiará por el importante y difícil camino de elegir adecuadamente a nuestro próximo gobernante.

Como primer paso, veamos de manera muy rápida lo que nos dicen las ciencias administrativas acerca de cómo tomar decisiones.

Según Leon Blan Buris tomar una decisión es elegir una opción entre varias alterativas. Y lo ideal es seguir un proceso que comienza por la investigación detallada de cada una de las opciones, continúa con el análisis de los posibles cursos de acción y termina en la elección de la mejor alternativa. Viéndolo así sería regularmente fácil tomar la decisión correcta; pero este sistema trabaja bajo la premisa de que la información sobre cada una de las opciones es confiable. Y es aquí donde nos toca investigar más a fondo para no caer en las trampas de la mercadotecnia que aplican con tanta maestría los equipos técnicos de los candidatos al sillón presidencial. Aunque se dan casos en que los propios candidatos echan por tierra todo el trabajo de dichos equipos, el caso del Sr César Acuña es un buen ejemplo de ello.

Comencemos por definir los criterios que tenemos que investigar a la hora de evaluar nuestras opciones.  

Pongámonos en el caso de que seamos los dueños de una gran e importante empresa (el Perú) y que estamos deseando contratar a un administrador o a un gerente (el presidente) para nuestra empresa.

Es obvio que debemos elegir al postulante que tenga la mejor formación para el puesto, que tenga experiencia, que tenga un historial exitoso y que además, considerando que el cargo es de confianza, posea valores éticos fundamentales para cualquier puesto de trabajo como son la productividad, la responsabilidad y la honestidad o autenticidad como persona. Contratar para nuestra empresa a una persona que no tuviera estos valores sería poner en grave riesgo el futuro de la misma.

Otro parámetro importante a evaluar son las propuestas emblemáticas que hace cada uno de los candidatos en su plan de gobierno. Evaluaremos en este ejercicio, dos de ellas, bajo los siguientes criterios: ¿Es original? (para evitar el “copia y pega”) ¿Es importante? (número de peruanos beneficiados) ¿Es factible? (se trata de una propuesta posible o solo es demagogia) ¿Es sostenible? (Se podrá mantener o será “flor de un día”)


Tomaremos cada uno de los criterios y le asignaremos un valor del uno al diez respaldado por pruebas del accionar de cada candidato. El candidato que obtenga un mayor puntaje sería la mejor opción.

Para no hacer muy extenso este Post evaluaremos primero a cuatro candidatos: Fujimori, García, Kuczynski y Barnechea. Y veremos que resulta de este ejercicio.


Evaluemos ahora al Candidato Alan García Pérez


Hagamos lo propio con el candidato Kuczynski.


Evaluemos ahora a la candidata Verónika Mendoza.


Y por último, evaluemos al candidato Alfredo Barnechea.


Como resultados del ejercicio tenemos:

Puntaje total de Keiko Fujimori: 0 puntos
Puntaje total de Alan García Pérez: 3 puntos
Puntaje total de Pedro Kuczynski: 7 puntos
Puntaje total de Verónika Mendoza: 46 puntos
Puntaje total de Alfredo Barnechea: 57 puntos

En el ejercicio evaluamos únicamente dos propuestas de cada candidato, pero al hacer una evaluación más grande se puede obtener resultados diferentes. Sin embargo en el ejercicio vemos una marcada tendencia de bajo puntaje en los políticos "tradicionales", ¿será que no son los más idóneos para ocupar el puesto?. Analice y juzgue Ud. mismo.

De cualquier manera con este ejercicio no pretendemos modificar vuestra intención de voto, lo que intentamos es enseñar a la población a decidir de una forma más racional y metódica, en vista de que las decisiones apasionadas han resultado ser las menos adecuadas. 

Seamos conscientes de la importancia de nuestro voto, tomémonos en serio esta responsabilidad, porque si no lo hacemos el futuro de un país tan hermoso como el nuestro, realmente será muy incierto. Desde aquí expreso el deseo de que todos hagamos un voto responsable.

Debajo, dejamos algunos links a videos de youtube sobre el accionar de los candidatos evaluados para respaldar los puntajes asignados en el ejercicio.




martes, 1 de marzo de 2016

Cuando la rama de un árbol es la única salvación

“Crónica de una inundación anunciada” hubiera podido ser el epígrafe de este post, parafraseando al gran Gabo; pero esta no es una novela fantástica, en realidad se trata de una tragedia. Cuando miro imágenes como ésta, me es difícil describir la sensación en un solo término, es una mezcla de profunda desazón, decepción y desesperanza, que escribe en mi mente una sola palabra de once letras: “negligencia”.



Se entiende por negligencia al descuido que implica un riesgo para uno mismo o para quienes dependen de nuestras acciones. Y esto es exactamente un gran descuido que ha puesto en serio riesgo a la población de mi región.

La primera vez  que nos ocurre una desgracia, nos da la oportunidad de tomar acciones para que ésta no se vuelva a repetir, la segunda vez si nos ocurre la misma desgracia es porque no se tuvo cuidado y no se tomaron las previsiones para evitarla, ya es negligencia; pero la tercera, la cuarta y las siguientes veces, ya son cuestión de patológica negligencia. Sin embargo imágenes como las que mostramos se vienen reproduciendo de manera periódica una y otra vez sin que a nadie aparentemente le nazca la voluntad de cambiarlas.



Es algo realmente absurdo. ¿Puede alguien pensar que construir una defensa ribereña cueste más que todas las toneladas de cultivos perdidos, las casas destruidas e incluso la vida de los pobladores?
Aquí no ha habido prevención no ha habido preparación no ha habido concientización. 

Hemos esperado a tener el agua en la cintura, literalmente, para recién preocuparnos por la antes probable y ahora tangible inundación. Y la culpa de esta tragedia no es exclusivamente  de las autoridades locales, ni de Defensa Civil, ni del gobierno central, ni del pueblo. Es la culpa de todos nosotros, de todos los que vivimos en esta región y que negligentemente, casi estúpidamente, permitimos que nos suceda la misma desgracia una y otra y otra vez. Esto es un llamado a la sociedad en su conjunto.

Desde mi infancia escucho noticias de los estragos que en mi país causa el fenómeno del niño, ahora soy un adulto; pero la pueril actitud con que todos tomamos este asunto no parece madurar jamás. ¿Cuántos “niños” más tendremos que afrontar en las mismas penosas condiciones? ¿Cuántas veces más tiene el universo que darnos la lección para que podamos aprenderla? ¿Cuántos niños más tendrán que quedarse sin hogar? Que alguien me diga ¿Cuántos?